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Pascua Militar, cortinas de humo

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Desgraciadamente, se ha cumplido nuestro vaticinio, otra Pascua Militar con grandes discursos y solo buenas palabras, con escasas referencias a los problemas reales de los militares. Si aquí se han definido los retos y objetivos de nuestro futuro, lo tenemos claro. Es decir, muy negro.

Agradecemos a la señora Ministra de Defensa la mención en su discurso al papel de las Asociaciones Profesionales, pero a tenor del resto de párrafos de su intervención parece que nos escucha poco. En ASFASPRO llevamos mucho tiempo incidiendo en los grandes problemas de retribuciones y de promoción profesional, que sufren los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, especialmente los suboficiales, y no se ha dedicado a los mismos ni una sola palabra. Los militares sufrimos una gran desigualdad en nuestras retribuciones respecto a la de otros servidores públicos que si ven reconocido su esfuerzo, como sucede con los miembros de la Guardia Civil, cuyos guardias rasos ven cómo superan el salario de los sargentos y tenientes de las Fuerzas Armadas (con muchos más años de formación y de experiencia).

La Guardia Civil sabe que los españoles la admiran, decía la Ministra de Defensa. Con razón. A diferencia de los militares, los guardias lo comprueban cada mes en la nómina, mientras los primeros constatamos lo poco que se nos valora. Han pasado dos años desde que en otra Pascua Militar una Ministra de Defensa anunciara el estudio de las retribuciones de los militares. La comisión de Defensa del Congreso definió el estado de las mismas como grave. El propio JEMAD, en sede parlamentaria, abogó por la necesidad ineludible de dignificarlas. Ni una palabra de todo ello en esta Pascua Militar. Debe ser un problema de otra galaxia.

Ni una palabra tampoco sobre la necesidad de devolver la ilusión al personal militar permitiendo una promoción interna real y una carrera atractiva. En cambio, hemos tenido que escuchar que el personal militar debe hacer el “gran esfuerzo que nos espera y que nos pone a prueba” para “ser capaces de operar en otros nuevos ámbitos como el ultraterrestre y el ciberespacio”. Es decir, que se sigue pidiéndonos mucho y dándonos nada. Con vales de esfuerzo no se paga el recibo del agua ni de la electricidad ni los plazos de la hipoteca ni el pan de nuestros hijos.

En los discursos se ha hablado de presupuestos, de esfuerzo de inversión, pero sólo para llenar los bolsillos de la industria, para crear cualificados puestos de trabajo. Todo muy loable si no fuera porque no se aprecia voluntad alguna en retribuir adecuadamente los puestos de trabajo que ocupamos el personal militar. Será porque nuestras capacidades realmente son impagables, como ha dicho la señora ministra… y no hace falta pagarlas. O será porque solamente se nos quiere como carne de cañón, por mucho que se abran los discursos recordando a nuestros muertos. Es necesario pensar en nuestros muertos, pero también es imprescindible pensar en nuestro personal mientras estamos vivos y tenemos que mantener a nuestras familias.

Dignificar las condiciones de trabajo de nuestros militares de hoy, realizar una política social justa y real con el personal militar es, también, proveernos de unas retribuciones adecuadas y de una carrera profesional atractiva, con una promoción interna real hoy inexistente.

Una asociación profesional de militares ha anunciado ya movilizaciones, a este paso no va a ser la única.