La siguiente cuestión es dónde situar el nivel de polivalencia, esto es, si debe ser el Ejército como tal el que debe ser polivalente, contando con unidades de distintos tipos para constituir agrupaciones ad hoc, o si debe estar constituido por unidades subordinadas que sean las que aporten la polivalencia, y hasta qué nivel encontrarlas. Para resolver esta cuestión hay que tener en cuenta que el escenario más probable es el de tener que actuar en un conflicto de los llamados actualmente "híbridos", en los que se producen simultáneamente acciones de combate convencional y de contrainsurgencia, o también en conflictos que comienzan con acciones convencionales y continúan con acciones de contrainsurgencia. Incluso las hay al contrario, es decir, que empiezan por las acciones de contrainsurgencia y, con menos o mayor rapidez, fuerzan a pasar a combates convencionales. Por otra parte, la experiencia dicta la necesidad de una organización en la que sean fáciles las rotaciones. Finalmente, está el hecho de que la Brigada, tradicionalmente unidad fundamental de combate, se consagra como unidad "de cuenta".
Por todo ello, el JEME ha decidido que el nivel de polivalencia esté en la Brigada que se llamará Brigada Orgánica Polivalente, y que constará de varias unidades de maniobra de distinto tipo más los apoyos de combate y logísticos correspondientes. En realidad, y teniendo en cuenta el material disponible actualmente, las habrá de cadenas o de ruedas, cuatro de cada tipo. Pero incluso el plan del JEME va a más. Se requiere que las unidades que forman la Brigada tengan también cierta polivalencia: que todas (incluso las de carros, Artillería e Ingenieros) estén adiestradas para el combate como fusileros, dejando aparcados, cuando así se requiera, sus medios específicos. Esto, que ya se venía haciendo, exige que todas tengan su personal instruido como "combatiente general". Lo que ya no se ve tan fácil es lo contrario, es decir, que una unidad de infantería ligera pueda, por ejemplo, transformarse en una de carros o deArtillería.
Pero ahora surgen dos problemas. El primer problema es el de que el despliegue geográficoactual de las Brigadas está hecho por brigadas especializadas y se tendría que hacer un trasvase de unidades de unas bases a otras, lo cual llevaría consigo unos costes importantes y un trasvase de personal. El segundo problema es que, aunque se concentre a las unidades por brigadas, la instrucción y adiestramiento de las unidades, aunque tengan una base común, diferirá mucho según su tipo y especialidad, necesitando distinto tipo de ayudas, campos de instrucción, simuladores, apoyo logístico. amén de la pérdida de identidad, idiosincrasia y espíritu de cuerpo y tradición.
La solución podría estar en la creación de Regimientos con un número variable de unidades tipo batallón homogéneas y, a poder ser, concentradas geográficamente todo lo posible. Estos Regimientos no serían unidades de empleo sino que serían unidades de instrucción y adiestramiento hasta nivel batallón; serían los encargados de ir preparando los batallones necesarios, según los planes de disponibilidad, que estarían permanentemente asignados a sus respectivas brigadas, de las cuales dependerían para todo excepto para la instrucción específica. Además, así se mantendría el espíritu de cuerpo y la tradición, unificándose la instrucción especializada: de carros de combate, de paracaidistas, de la Legión, de Caballería. aunque cada batallón (bandera o grupo) formara parte de una brigada distinta. Para los apoyos de combate, fundamentalmente para Artillería e Ingenieros, podría ocurrir lo mismo, aunque en algunos casos, quizás conviniera que estuvieran adscritos a los Regimientos de Infantería (caso de las unidades paracaidistas, por ejemplo). Lo que quizás no convendría centralizar serían los medios CIS, y por lo tanto las unidades de Transmisiones deberían permanecer geográficamente concentrados con sus respectivos cuarteles generales de Brigada.
Tendríamos así un regimiento de Carros de Combate, dos o tres regimientos de infantería mecanizada, varios de infantería ligera, un regimiento (o Agrupación) de Infantería Paracaidista, un Tercio de la Legión, uno o dos regimientos de Caballería, dos Regimientos de Ingenieros, dos o tres Regimientos de Artillería. Por supuesto que quizás conviniera efectuar algún traslado pero sería mínimo, por lo menos inicialmente. Sobre todo teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos ya existen estos regimientos, aunque con distinta finalidad.
Las Brigadas mantendrían, por supuesto, la responsabilidad de la instrucción y el adiestramiento de su nivel mediante los ejercicios correspondientes.
En fin, todo un desafío pero evidentemente necesario, para hacer frente a las nuevas necesidades con el menor coste y para mantener los mínimos necesarios de preparación por si la situación cambiara en el futuro.
Después de esto, sólo queda pendiente una duda: ¿no sería mejor que los que fueran orgánicos fueran los regimientos y que efectuaran los acuerdos de transferencia de autoridad (TOA)correspondientes a los Cuarteles Generales de Brigada cuando tuvieran que operar?