Tres eran tres los hijos de la Tita,
Uno amante de lo ligero,
Otro fanático del sendero,
Y el tercero, un eterno viajero.
Todos ellos se perdieron en la vastedad,
un destino incierto, sin seguridad.
El amante de lo ligero, en su verdad,
el fanático del sendero, en su ansiedad.
El eterno del mar viajero, sin rumbo fijo,
caminó por horizontes, como un hechizo.
En la pérdida, encontraron su propio nicho,
un sendero nuevo, un extraño hechizo.
Aunque perdidos, hallaron un nuevo comienzo,
en la incertidumbre, cada uno halló su destello.
Caminaron, exploraron, como en un juego,
tres almas errantes, en su propio anhelo.
Forjar su carrera con tenaz destreza,
En el yunque del dolor de la vida ajena.
Queridos jefes,
Les enviamos todo nuestro cariño en esta Navidad y nuestros mejores deseos para el Año Nuevo. Que la magia de la temporada llene sus días de risas, amor y bondad a ustedes y a la Tita